lunes, 28 de enero de 2013

CONSECUENCIAS DE LA I GUERRA MUNDIAL


Consecuencias demográficas

El número de bajas mortales que causó fue muy elevado: más de cuatro millones entre las potencias centrales y unos cinco millones entre las aliadas; entre esas bajas hubo un importante número de víctimas civiles, muy superior al de anteriores guerras. A ello se añadió el elevado saldo de heridos y mutilados.

La mayor parte de las pérdidas se produjeron entre jóvenes varones, dando lugar a una relativa superpoblación femenina. El sistema productivo se vio condicionado por el descenso de la natalidad y el envejecimiento de la población.

La mortalidad sufrió un notable incremento debido a la subalimentación y a la insuficiencia sanitaria en general. Los gobiernos se vieron desbordados por innumerables huérfanos.




CONSECUENCIAS DEMOGRÁFICAS
Fallecidos
9.272.000
Inválidos
6.5000.000
Viudas
4.250.000
Huérfanos
8.000.000




Consecuencias económicas
 

La guerra supuso una destrucción material extrema. Francia y Bélgica fueron los países más afectados pues los combates más violentos se desarrollaron en su territorio. Igualmente fueron duramente castigadas Rusia y la región fronteriza entre Italia y Austria.

Los campos de cultivo, la red de ferrocarriles, puentes, carreteras, puertos y otras infraestructuras fueron devastados. Se perdieron barcos, fábricas, maquinaria. Numerosas ciudades y pueblos fueron total o parcialmente arrasados.

La riqueza de los estados sufrió un dramático descenso: Francia perdió más del 30%, Alemania cerca del 25 %, el Reino Unido el 32%, Italia el 26%. Estados Unidos se vio menos afectado y su economía se colocaría a la cabeza del mundo.

Al término de la guerra fue necesario reconvertir las industrias que habían estado destinadas durante años a la producción de guerra. El proceso fue lento y se vio entorpecido por una crisis que se alargó hasta 1924. La "economía de guerra" dislocó el sistema productivo y eliminó de la política económica los principios del liberalismo. La tendencia se consolidó durante la posguerra fruto de las políticas de los gobiernos de izquierda, especialmente los socialdemócratas. El intervencionismo económico del Estado fue la pauta seguida durante el período de entreguerras salvo en el caso de Estados Unidos, hasta la llegada a la presidencia de F. D. Roosevelt.

El gasto bélico se financió en parte acudiendo a las reservas de oro y al endeudamiento mediante la emisión de deuda pública, complementado con el recurso a créditos exteriores, especialmente de origen estadounidense. Se recurrió a la fabricación del papel moneda, lo que provocó una fuerte inflación, agravada en la posguerra por el desequilibrio entre demanda y producción.

Sin embargo hubo países a los que la guerra benefició económicamente. En primer lugar aquellos que habían permanecido neutrales durante el conflicto y se habían convertido en proveedores de materias primas y alimentos para los contendientes, casos de Brasil, Argentina y España.
Pero fundamentalmente la guerra consolidó el crecimiento de dos grandes potencias: Estados Unidos y Japón cuyo comercio experimentó un aumento sin precedentes en detrimento de las potencias tradicionales de Europa, que perdieron sus mercados exteriores y vieron cómo su espacio económico se fragmentaba.

Estados Unidos prestó importantes cantidades de dinero a los aliados y les suministró abundante material bélico, bienes de equipo y víveres. Se convirtió en el mayor acreedor (más de 250 mil millones de dólares) de los países europeos, que en adelante entraron en una estrecha dependencia de los créditos norteamericanos para hacer frente a la reconstrucción económica. El dólar se convirtió junto a la libra esterlina en el principal instrumento de cambio en las transacciones internacionales y la bolsa de Nueva York consiguió el liderazgo mundial.










Consecuencias sociales

La incorporación de la mujer al sistema productivo durante el conflicto rompió el monopolio que hasta entonces habían ejercido en él los hombres.
Durante la guerra la mujer adquirió conciencia de su capacidad para desarrollar las habilidades de los hombres y demandó un creciente protagonismo en el mercado laboral.

Las clases medias salieron empobrecidas del conflicto, en tanto que surgieron nuevas fortunas relacionadas con la producción de armas y la especulación de víveres. Las masas obreras sufrieron una importante pérdida del poder adquisitivo de sus salarios a causa de la inflación y fueron protagonistas de una intensa agitación laboral, concretada en una oleada de huelgas.

Un país especialmente sensible a la crisis y a la agitación social fue Alemania, obligada tras los tratados de paz a indemnizar a los vencedores con ingentes sumas de dinero.

Consecuencias políticas

Los cuatro imperios existentes antes del final del conflicto (Austria-Hungría, Alemania, Turquía y Rusia) desaparecieron con sus correspondientes casas reinantes, dando lugar a repúblicas. La revolución bolchevique, acaecida durante guerra, marcaría un hito en la historia de la humanidad por ser la primera que dio como resultado el nacimiento de un estado comunista, que jugaría un papel determinante en la historia del siglo XX.

El fin del conflicto alteró el mapa europeo y colonial
Los antiguos imperios Austro-Húngaro, Turco y Rusia sufrieron grandes pérdidas territoriales, de donde surgieron nuevos estados: Finlandia, Estonia, Letonia, Lituania, Polonia, Yugoslavia, Checoslovaquia y Hungría.
Alemania perdió Alsacia y Lorena, que pasaron a manos francesas, así como todos sus territorios ultramarinos.

Consecuencias ideológicas

La sociedad de la posguerra fue presa de una profunda crisis de conciencia. Las secuelas del conflicto llevaron al cuestionamiento de los modelos político, social y económico imperantes desde inicios del siglo XX. El imperialismo que partía de supuestos europeocentristas, otorgando a la civilización occidental la superioridad sobre las restantes, fue puesto en tela de juicio por los pueblos colonizados que, sirviéndose de un incipiente nacionalismo, comenzaron a reivindicar la independencia respecto a sus metrópolis.

Surgió un peculiar tipo social: el del inadaptado a la paz y nostálgico de la guerra, que constituyó el soporte de movimientos nacionalistas revanchistas y radicales que progresaron durante el período de entreguerras. Muchos excombatientes quedaron excluidos de la vida laboral y fueron presa de un profundo desánimo al considerar que la sociedad los había excluido sin el reconocimiento de su esfuerzo y sacrificio.
Hubo colectivos que no aceptaron el fin de la guerra y denunciaron los tratados de paz hecho especialmente significativo en Alemania donde Hitler denunció lo que consideraba injusta supeditación de su país a los tratados de paz.

La pérdida de valores humanistas se reflejó en el arte, la literatura y la música e sirvió de empuje a movimientos como el expresionismo y el surrealismo.


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